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lunes, 18 de junio de 2012

De como los hombres acuden a mi.

Para comenzar, primero he de aclarar algo. Lo que viene a continuación, es algo verídico, algo que además no sucedio hace demasiado tiempo.
Galopaba mi soledad a lomos del mes de diciembre, cuando pasó algo que me hizo esbozar una sonrisa. Quería hacerle un regalo a mi hermana por reyes, el regalo en cuestión lo encargué por Internet, era algo singular que no era capaz de localizar en tiendas. El pedido en teoría sería entregado en un plazo no superior a 24 horas.
Así que pasadas unas 12 horas me encontré en la puerta pegado un papelito diciendome que habían traido el paquete a mi casa pero... que yo no estaba. Así que llamé por teléfono y me indicaron que lo traerían por la tarde. Esa misma tarde había quedado con un amigo para irme a estudiar, la noche caía y por mi puerta no aparecía nadie. Volví a llamar y me dijeron que lo traerían al día siguiente, así que me fui a estudiar a un lugar que aquí en Sevilla denominamos Bunker, hasta las 4 de la madrugada.
Volvió el solano a hacer su aparición y volví a invocar al repartidor marcando el código secreto en el teléfono. Volvieron a insistir una y otra vez que ese mismo día tendría mi paquete. La noche volvio a desplazar al día.
Serían sobre las 21:00 horas cuando me encontraba en el salón, con Antonio, mi fiel compañero de piso, que tras tantos años ya es mi familia. Yo estaba "repanchingado" en el sofa comiendome una pizza. Cuando de repente "ring ring" EL PORTEROOO. Así que me levanté corriendo, y se me derramó el agua sobre el pantalón, estaba completamente mojado, fui a abrir la puerta y dije ¿Quién es?. A lo que una voz me respondió - ¿1º B? y dije - Siii Suuuube.-
Fui corriendo hacia mi habitación, agarré el dinerito y me dirigí hacia la puerta. En ese momento tuve el acierto de guardar el dinero en el bolsillo. Esperé un ratito pero nadie subía, así que me asomé a las escaleras. Allí vi a un señor de unos 25-30 años que me miró y sonrió, al mismo tiempo me dijo -¿Subo por las escaleras?- yo le dije- Es un primero...¿para que vas a subir en ascensor?.
Así que el moceton en cuestión subio por las escaleras, mis grandes dotes de observador me llevaron a ver que el personaje no llevaba portaba ningún paquete. Lo miré sorprendido y me di cuenta de que no era ningún mensajero. Entonces le dije. -Tu diras.
Mi sorpresa fue mas que mayuscula cuando me respondio con voz sensual. - Vengo a lo del masaje erótico-
Mi boca se abrió tanto que creo que la mandíbula llegó a tocar el suelo, o al menos a rozarlo. El pobre hombre al verme la cara de descompuesto no tuvo otro remedio que decirme. - ¿No es aquí?- y yo pues ya no se si moví la cabeza o sencillamente grité -NOOOO-
Cuando cerré la puerta me dirigí hacia el salón donde Antonio aguardaba, me vio superblanco y preguntó - ¿ Y el paquete?. Es en ese instante cuando rememoré todo lo que me había pasado y vi la suerte que había tenido, la escena podría haber sido mucho peor. Imaginad lo siguiente.

Abro la puerta, con el pantalón lleno de agua, es decir mojaiiiito, un fajo de billetes en la mano y encima, para mas inri voy y le pregunto ¿Y mi paquete?




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