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miércoles, 18 de marzo de 2015

Elecciones a la Junta de Andalucía

En este rincón del mundo, Bisagra entre civilizaciones, conexión entre mundos ha llegado la mas profunda vulgaridad, han llegado los mediocres a decirnos que son iguales que nosotros, aves carroñeras que encuentran su lugar en la miseria humana.

Llegan a esta tierra, asolada por un paro feroz, durante años le han dado al pobre algo que perder, un subsidio, unas ayudas que generan clientelismo, miedo a perder ese poco que les han dado. Nos hicieron olvidar que tenemos derecho al trabajo, no a las migajas de los ricos.

Vienen y pronuncian magicas soluciones, mas propias de cuentos de niños que de un tecnócrata. Desembarcan y se les olvida decir que las palabras pueden volar con vientos procedentes de Europa, cualquier deseo del norte será acatado sin rechistar. Los Lobbys tienen hambre y necesitan a pueblos tranquilos y gobernantes sumisos a los que gobernar.

¿Que nos ocurre? solo eso, tenemos algo que perder, se encargaron de dárnoslo, meternoslo en el ADN y ahora hacernos dependientes. Con tan solo pronunciar la palabra PER se nos eriza el pelo, sentismo algo así como el orgasmo fingido de una prostituta, nos pagan por abusar de nosotros y encima debemos de dar las gracias.

Si he dicho abuso, total y absoluto, se mire por donde se mire, materias primas que vuelan hacia otros liugares de España y Europa, inversiones que solo se hacen en Andalucía cuando son chapuceras y sin sentido , vease las Setas de las Encarnación en Sevilla. ¿De verdad el destino de Andalucía solo puede estar ligado a los impulsos del turismo?

Soy desordenado en mis argumentos, y es que no puedo serlo de otro modo, al hablar de este tema no se sabe bien por donde empezar ni por donde acabar, es casi imposible hacerlo, podríamos decir qeu es vergonzoso que Ministros vengan a Andalucía descuidando sus quehaceres para dar apoyo a un compañero de partido, son Ministros no palmeros, no les pagamos su sueldo para eso. Es una auténtica vergüenza.

Algún día, tal vez lejano, cuando ya solo nos quede el hambre, cuando ya ni subsidios ni trabajo ni nada de nada esté a nuestro alcance, quizás cuando ese día llegue podamos decir, con cierto orgullo a estos políticos carroñeros que "En mi hambre mando yo".