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martes, 19 de junio de 2012

Capítulo 2.- Que trata de la primera salida que de su tierra hizo el ingenioso D. Quijote

Hechas ya sus prevenciones nuestro ingenioso Hidalgo no quiso aguardar más tiempo a poner en efecto su pensamiento, apretándole a ello la falta que él pensaba que hacía en el mundo su tardanza, según eran los agravios que pensaba deshacer, tuertos que enderezar, sinrazones que enmendar, y abusos que mejorar, y deudas que satisfacer; y así, sin dar parte a persona alguna de su intención, y sin que nadie le viese, una mañana, antes del día, se armó de todos sus trajes de armani, subió sobre su lujoso Mercedes, Rockcinante, colocó mal puesta su chaqueta de pana, embrazó su pluma, tomó su labia, y por la puerta falsa de la Moncloa, salió al campo con grandísimo contento y alborozo de ver con cuánta facilidad había dado principio a su buen deseo. Mas apenas se vió en el campo, cuando le asaltó un pensamiento terrible, y tal, que por poco le hiciera dejar la comenzada empresa: y fue que le vino a la memoria que no era armado caballero, y que, conforme a la ley de caballería, ni podía ni debía tomar armas con ningún caballero; y puesto que lo fuera, había de llevar armas blancas, como novel caballero, sin empresa en el escudo, hasta que por su esfuerzo la ganase.
Desde el norte lo alababan en público, mientras que en privado era criticado. - Será imposible que un Hidalgo tan pobre forme parte de nuestra casta.- Y fue así como las pruebas que nuestro Hidalgo tuvo que sortear no le hicieron titubear. Y es uqe la locura a veces te hace ver pequeño lo grande y grande lo pequeño. Mal presagia se avecinaba, mas con mirada clara y chaqueta de pana, al resto de españoles engatusaba. Europa no podía ser menos.
Nuestro Hidalgo aodrnó las cuentas, maqulló las rentas y entrego besos y rosas por las calles de su ciudad. La caballería le aguardaba y pronto podría pasar a ser igual que sus vecinos.
Poco a poco iba ensartando disparates con su lanza, uno tras otro, una brocheta de locuras, que de una en una no importaban, pero que todas juntas eran una insoportable hemorroide.
Fuese llegando al Palacio REal de Madrid, que él pensaba que pertenecía al pueblo. Y en una sala llena de columnas, su chaqueta marron comenzó a teñirse de azul marino, y por desgracia solo pudieron verlo los puros de corazón, en la sala nadie lo percibio. Corría el año 1985 de nuestro señor, Alonso Quijano, comenzó a llamarse así mismo "Don Quijote"



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