MCDollar

Ohhh si. Los payasos, en parte divertidos y en parte aterradores. Pero nunca me los imaginé como señores de la guerra o como señores feudales, ahora gracias al Mc Donald puedo imaginarme sin ningún problema a un monarca medieval vestido de payaso ordenando a sus hormiguitas trabajar mas aprisa.

Abrieron a principios de verano un nuevo MC Donald en Sevilla, en concreto en la estación de trenes de Santa Justa. El local es enorme, todo nuevo, impecable, personal en su mayoría tambien nuevo y a estrenar. Una maravilla. El local así como su remodelación le han costado al payaso la friolera de dos millones de Euros. Una barbaridad como la carpa de un circo.

Tras unos meses de funcionamiento a principios de esta semana van a venir de Madrid los grandes jefes de la empresa, los que soltaron la pastuqui. Esta visita tan agradable no es para otra cosa que para comprobar que es lo que se está haciendo mal. Los estudios de mercado decían que este local debería de ingresar una cantidad mucho mayor de lo que lo está haciendo, en teoría debería de ingresar alrededor de los 2500-3000 €/hora. Sin embargo no ha llegado a pasar de los 1800 €/hora.

Estamos hablando de cifras escalofriantes, tremendas para cualquier negocio. Por simple curiosidad decir que el record de ganancias lo tiene el MCdonald de Nervión Plaza (esto en Sevilla fuera no me quiero ni imaginar) donde las ganancias no han llegado a los 6000€/hora pero casi.

MCdonald, esa empresa que vende un clima idílico de trabajo, pero que contrata a empleados malpagados y sobre todo fáciles de explotar, a los cuales llama a la hora que sea para abastecer a sus "Restaurantes" 24 horas. Imaginense trabajar 14 horas seguidas en el mismo día y al día siguiente con solo 6 horas de descanso volver a hacer otra jornada maratoniana.

Lo mas preocupante es que a pesar de que lo sabemos, a pesar de que no nos gustaría estar en la situación de un empleado de este tipo. Surtimos con nuestros billetitos al payaso, le damos licencia para continuar expandiendose y en el futuro contratarnos para que nos haga a nosotros lo mismo que anteriormente le hicimos a otra criatura.