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domingo, 2 de diciembre de 2012

Tasas judiciales

Hace tiempo que se veía venir que algo así pasaría.Existen varias razones para que uno de los ministros más famosos del gobierno haya dado este golpe de efecto.

1.- La razón que mas justifica esta actuación no es otra que la saturación de los juzgados que se encuentran hasta los topes de demandas estúpidas y que podrían resolverse por medio de la conciliación. Recuerdo no hace mucho una noticia publicada en el diario ABC donde se decía que una juez de un pueblo de Madrid había pedido el traslado por la gran cantidad de demandas contra el honor que hacían los paletos de un programa llamado "Salvame". Tal vez sea esta la única razón por la cual las tasas judiciales deberían existir.

2.- Existen ya otra serie de razones menos benévolas y que por lo tanto no conviene hacer públicas. En primer lugar se establece una tasa específica para las demandas o recursos que se pueden establecer contra las medidas del gobierno. Con lo cual estableciendo una cuota alta el gobierno se asegura que ningún ciudadano de a pie vaya a llevar al gobierno ante la justicia, la cual hemos de recordar que en teoría, al menos en teoría es independiente. Con ello se garantizan un estupendo desenlace para la doctrina de gobernar por decreto. Viva la democracia.

3.- Con las tasas se pretende recaudar, eso es evidente, es como una especie de multa o una especie de impuesto revolucionario contra los que menos tienen.


Con restpecto a este último punto sucede algo curioso. En primera instancia se propuso que todo el mundo debería de pagar las famosas tasas judiciales. Unos días despues se advertía por parte de Europa que ese precepto incumplia los dictámenes que se aprobarían dos semanas mas tarde a nivel Europeo. Entonces nuestro Mago Gallardón hizo un ejercicio de prestidigitación política, salio ante sus señorías para anunciar que estarían libres de la tasa judicial colectivos como las mujeres maltratadas, menores de edad y víctimas de actos de terrorismo. Idea que como hemos dicho no viene de él mismo ni de su benevolencia interna, sino que viene desde el mismo corazón de la vieja Europa.

La vieja Europa, esa señora que parece tener un poco de Alzehimer y no recuerda quienes son sus hijos y que solo espabila cuando desde las lejanas tierras de este peninsular se oye aquella frase que es definitoria y definitiva de lo que está sucediendo que es ¡Que les jodan!



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