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martes, 13 de noviembre de 2012

Las cosas buenas siempre me llegan tarde

Hace poco más de un año tuve un accidente de coche. No fue nada grave, mas bien como todo lo que me pasa, fue ridículo a mas no poder. Lo que sucedio basicamente fue lo siguiente. Tras realizar un viaje relativamente largo, de unas 4 horas de duración, llegué a mi destino, solo me quedaban 3 semáforos y hubiera llegado a casa. Entonce me paré en uno de ellos, salí andé dos metros en primera marcha,giré a la izquierda y sin entender muy bien que es lo que estaba pasando perdí por completo el control del coche, el culo seguía girando mientras yo trataba de enderezar el morro, algo que no tenía sentido puesto que no iba a mas de 10 o 20 por hora. El resultado fue que mi coche se topó con otro coche que se encontraba detenido en un semáforo tambien.

¿Que sucedio? pues que el otro conductor y yo nos quedamos muy pero que muy pillados, aparqué, él hizo lo mismo y fuimos a ver que es lo que había sucedido, llamé a mi padre que estaba a escasos metros y comentábamos lo sucedido con el hombre.

EL pobre no paraba de reirse, diciendo que no se explicaba que es lo que había pasado, que de primeras parecía que era que se me había ido el coche un poco, pero despues se notaba como el coche no se detenía y que no era capaz de controlarlo. No entendiamos nada. Para mas Inri el hombre decía que tenía dos coches y que había cogido este porque el otro estaba en el taller, con lo cual me dio aun mas pena.

Sin entender nada nos fuimos cada uno por nuestro lado. Yo fui a mi aseguradora a comentar el asunto. Allí me dijeron que precisamente ese día, el día de Jesus, era el día que en mi pueblo había mas accidentes de coche. ¿porque? muy pero que muy sencillo, la navaja de Ockam. Aquí se celebra el día de Jesus con procesiones con sus velitas y su cera, siendo este día normalmente caluroso por la fecha en la que se encuentra. Con lo cual los coches resbalan que da gusto. Mis neumáticos tras un viaje tan largo estaban extremadamente calientes, unido a un asfalto caliente y un mogollon de cera en el suelo provocó este extraño accidente en el que el culo de mi coche parecía tener vida propia.

Justo un año despues de este suceso, con el cambio en el cuerpo de gobierno del ayuntamiento se puso en marcha la iniciativa de comunicar a todos los comercios de Baena en los cuales se vendiesen velas que estas deberían tener alrededor de la misma un plástico o una especie de depósito para evitar que las calles se llenasen de cera que llevara a las abuelitas directas al hospital por una rotura de cadera o que sucedieran situaciones tan cómicas y disparatadas como la mia.

Tras 5 años de tener el carnet de conducir ese fue mi primer y último accidente hasta la fecha. Hasta ese día no había dado un solo golpe, ni un rallón ni nada, pero ese día me quede sin puerta, sin faros y con el depósito del agua reventado. Fue entonces cuando me di cuenta de que si un coche sufre esos daños al ir a 20 por hora, es normal que la gente muera el ir a 120.

Lamentablemente para mi, esta iniciativa del ayuntamiento llegó tarde, pero al menos me sirvio para vivir una experiencia y poder contárselo a mis nietos. Si es que algún día llego a tenerlos.

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