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sábado, 3 de noviembre de 2012

Diario de un fracaso anunciado

¿Existe un manual de secuestros?, si es así, los protagonistas de nuestra historia no lo conoce, para mí que no conocen ni que existe un diccionario donde en parte se señala algunas de las ideas básicas que puede llevara al secuestro a buen fin.

Los secuestradores de los que hablaremos, además de secuestradores son españoles, con lo cual la ley del mínimo esfuerzo la cumplen si o si. Supongo que lo normal en un secuestro es vigilar durante un tiempo a tu víctima, ver como actua, cuales son sus hábitos, tras esto la idea sería secuestrarla y llevar a un lugar apartado para que nadie pueda detectarte, tras esto se pediría el rescate, que sería mas o menos adecuado a la ecomía de la familia del secuestrado. La forma de recoger el rescate podría ser variada.

La historia comienza de la siguiente forma. Tenemos dos familias vecinas, los Flequis y los Fifos. Como vecinos que son, supongo que se conocían, al menos de vista, además de saber mas o menos cual es la compra semanal de la otra familia o que coche lleva o cual es su oficio. Una de estas familias, Los Flequis, decidio que nada mejor que acechar a su víctima desde la misma ventana de su casa, porque ya llega el invierno y nada mejor que espiar sentado en el braserito.

Supongo que estos ilustrados no cayeron en la cuenta de que en el caso improbable de que su secuestro al vecino fuese efectivo, una vez este estuviera suelto por la calle, podría identificarlos facilmente, sin ningún tipo de problema. Pero nada de eso.

Por lo tanto los Flequis secuestraron a un miembro del clan de los Fifos y ningún sitio mejor para esconderlo que la casa del caln Flequi, es decir. El secuestrado estaba a tan solo unos metros de su casa.

Más ridículo resulta que el conjunto de secuestradores, 3 en concreto, decidieron que la manera más adecuada de recibir el rescate, era decirle a la familia que lo entregara en una gasolinera a las afueras de Córdoba. Evidentemnete allí estaría la Policia. Peor aun resulta saber que todos los secuestradores fueron a coger el rescate, mientras que el secuestrado casi que se quedaba solo.

Pero al menos estos secuestradores de pacotilla tuvieron el buen corazón en estos tiempo de crisis de hacer una rebaja sobre el precio inicial de la liberación. En primera instancia se situo el rescate en un total de 100.000 € pero la familia dijo que no tenía ese dinero, con lo cual se hizo una rebaja instantanea hasta los 20.000 € una cantidad mucho mas de andar por casa, pero que no le daría tampoco a los secuestradores para irse muy lejos.

En fin, que como era de esperar el secuestrado fue liberado en un abrir y cerrar de ojos, los secuestradores fueron apresados tambien en un segundo y poco más que decir de esta esperpéntica historia, donde lo más coherente es sin duda los singulares nombres de las familias. Los Fifos y los Flequis.

Como única conclusión, lo que se puede extraer es que sería rentable editar ciertos manuales para Dummies, como por ejemplo. "Secuestro para Dummies", "Solicitar rescates para Dummies" (este último se lo podiamos dar a Rajoy), "Como restaurar un cuadro, para Dummies". Y otros tantos de manuales tan necesarios para evitar ser ridículos a nivel internacional.

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