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viernes, 8 de marzo de 2013

Nuestras calles son peligrosas porque no hay niños

Entiendo que la persona que me esté leyendo tendrá mas de 17 años. Mas o menos. De tla modo que muchos aún recordarán aquella época no tan lejana en la que las calles estaban inundadas de niños jugando al futbol, a los indios, a resconder, pillar, pollito inglés y tantos otros juegos.

Con cierta añoranza recuerdo cuando de niño me iba a jugar al parquecillo que había frente a la casa de mi abuela. Es cierto que en muchas ocasiones mis juegos eran cuanto menos raros. Me dedicaba con un amigo a montar cochecitos de choque pequeños que vendían por piezas en la papelería por unas 1500 ptas. Tambien me dedicaba con él a diseñar aviones de papel e investigar como podían volar mas. El futbol no era para mi, supongo que el gordominal que tenía por aquél entonces no era mi principal aliado.  Tal vez el futbol no se me daba bien tampoco debido a mi torpeza con las extremidades inferiores.

Sea como fuere tambien me dedicaba a jugar con los niños de los vecinos, (siendo sincero todo niñas) a la comba, a la rayuela, pillar y esas cosas un poco mas femeninas. Tambien me encantaba jugar en el portal de casa de mi abuela con los indios y los dinosarios que por aquél entonces regalaban los Danone. Era la maravillosa época de Jurasic Park y todos los niños teníamos cientos de dinosaurios.

Fuera por donde fueras había grupitos de niños jugando sin parar, haciendo lo que tenían que hacer para la edad en la que se encontraban, no puede haber nada mas sano que eso. Tras unos años recuerdo que comencé a ir a los salones recreativos de mi pueblo. Salones que por aquél entonces estaban totalmente atestados y que a día de hoy son solo una sombra de lo que llegaron a ser en los años 90. Apenas han quedado como una tienda de chucherías con conexión a internet.

Las videoconsolas han sido las causantes últimas de que hayan desaparecido por completo no solo los salones recreativos, sino tambien los niños de las calles. Mirado por el lado positivo han desaparecido por completo el peligro de ver llegar una pelota directa a tu coche, o el peligro de atropellar a niños que salían corriendo por las esquinas. Tambien ha desaparecido el "coñazo" de que se usen tu puerta como portería para jugar al futbol. Muchos pensarán que benditas videoconsolas que han logrado la tranquilidad de toda una generación.

Sin embargo creo sinceramente que es ahora cuando hay más peligro. Ahora que los niños han desaparecido de las calles. Lo han hecho por el motivo anteriormente mencionado junto con el tremendo descendo en la natalidad, sobre todo en los pueblos, la crisis tambien se nota a la hora de tener hijos. Muchos colegios de pueblo han pasado de tener 35 alumnos por clase a apenas 20. Un auténtico desastre. La inexistencia de niños y por lo tanto de nuevos cotizantes al sistema que mantengan nuestro estado de bienestar es un problema que se resuelve de forma sencilla, supongo que en cuanto vuelva a haber trabajo la natalidad volverá a entrar en ascenso.

Sin embargo el problema mayor se produce en el modo de relacionarse de las personas que está cambiando a pasos agigantados. Las relaciones existentes entre personas ya no son lo que eran, el compañerismo ha desaparecido por completo, los lazos afectivos han quedado unicamente en un breve hilo que puede romperse siempre y cuando nos peguemos a otra persona que sea capaz de sostenernos durante un determinado tiempo y posteriormente sencillamente fuera.

Esos lazos que duran desde la niñez no es que no se mantengan, es que sencillamente no existen. Antes la mayoría de los amigos de la niñez continuaban durante años y no desaparecían hasta el obito. Siendo mas que amigos miembros de tu familia. ¿Donde ha quedado eso? los lazos que se pueden forjar jugnado al fifa a pesar de ser en modo multijugador no son iguales que esos que se forjan entre empujones, goles imposibles y testosterona.

Nuestras calles son peligrosas porque los niños no están porque están en su casa relacionándose con máquinas, impidiendo en muchos sentidos una correcta educación psicosocial que en el futuro notaremos o mejor dicho, padeceremos todos.

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