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miércoles, 25 de julio de 2012

La piratería. De cuando nos creimos ricos y nos hicimos pobres.

Palabras del Reverendo Martin Niemöller en 1945 a propósito de los Nazis:

Primero vinieron a por los comunistas,
Y yo no hablé porque no era comunista.
Después vinieron a por los judíos,
Y yo no hablé porque no era judío.
Después vinieron a por los católicos,
Y yo no hablé porque era protestante.
Después vinieron a por mí,
Y para entonces, ya no quedaba nadie que hablara por mí.

Resulta ser la riqueza lo más parecido al amor. Si la tienes se trata de un estado ideal, algo que parece que nunca puede escaparse de tus manos. Si careces de ella tienes el derecho a su acceso, pero no sabes como. Quedarse solo, sin riqueza o amor produce la mismas sensaciones, apatía, ira, enfado. Y resulta curioso que en pocas ocasiones, durante el transcurso de nuestra riqueza nos preocupamos de la riqueza en si, de esos eruos que tenemos en el bolsillo. Irán y vendran, eso es lo que pensamos, pero siempre la misma cantidad. El problema llega cuando esos euros se han ido para siempre, y por supuesto, nos damos cuenta de que no es lo mismo un euro alemán que griego. Pueden ser equivalentes, compramos los mismo, pero en el fondo no lo son y lo sabemos.




No paramos de oir en estos tiempos, que hemos vivido por encima de nuestra posibilidades, que nos hemos gastado lo que no teníamos, y un largo etc de culpas y reproches que dejan caer los de arriba sobre los de abajo. Sin embargo, hay que establecer matizaciones. Con respecto a que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, no estoy en absoluto de acuerdo. ¡No lo hemos hecho!, existía la posibilidad de ir al banco y pedir un crédito, con lo cual si yo me gasto ese dinero lo unico que hago es hacer uso de esta posibilidad. Tambien existe la posibilidad de tirarme por un pozo y no lo hago.

Sin embargo, tambien es cierto, que España desde los últimos compases del franquismo vivio en una vorágine de crecimiento. Con algunas pequeñas crisis intermedias en las que la algaravía se detuvo, pero nada parecido a lo que estamos viviendo hoy. ¿Cual es la diferencia? La piratería, o mejor dicho, los corsarios.

Es preciso señalar para aquellas personas que no lo conozcan, lo que es un corsario. El Corsario a grandes rasgos y sin entrar mucho en materia, es un pirata con papeles. Se trataba de una licencia que otorgaba el gobierno británico, para ejercer la piratería de forma legal, evidentemente no contra barcos británicos. Era una forma de ejercer expolio y sacar beneficio sin realizar inversión. El Pirata se beneficiaba de tener un puerto en el que atracar y una residencia mas o menos estable. Mientras que el Estado británico se beneficia insertando de forma legal en su sistema financiero toda la riqueza recaudada por los piratas. ¿Se imaginan la cantidad de negocios que debieron florecer al amparo de este expolio? Hay que decir para finalizar esta párrafo, que ese expolio se establecí sobre todo contra las flotas españolas. Curioso.

Ahora, pasado el tiempo, pensamos que los piratas solo están en Somalia. Gran error. La piratería sigue existiendo, y en nuestro propio territorio, y como si de la propia evolución se tratase han pasado del agua a tierra firme. Y no estoy hablando de bandoleros, ni tan siquiera de la Guardia Civil y sus multas de tráfico.

Volvamos sobre el funcionamiento corsario. Un determinado Estado, da una base legal para que corsarios vayan a zona enemiga, drenen recursos y los traigan a casa. Tomemos a continuación como referencia un pueblo cualquiera, el que querais. Seguramente el pueblo tenía negocios hace unos años, mas o menos funcionarían la mayoría, y el dinero se quedaba en el pueblo, dando vueltas, viajando de manos del carnicero, al pescadero... Sin embargo, aparecieron las grandes embarcaciones. Los Corsarios.

Carrefour, Dia, Lidl, Mercadona, Aldi... Y tantos otros, no son otra cosa que un barco pirata depurado. Nuestras bases legales vienen a impedir el hurto, la usura, etc, sin embargo no impiden el engaño, ahí está el asunto de las preferentes que tardará años en resolverse, si es que finalmente se hace. Durante nuestra época de bonanza nos hicieron creer que eramos mas ricos de lo que nunca pensamos. Sus precios hiperreducidos, sus luces, sus canciones, sus ofertas con las que el pequeño comercio del pueblo no podía competir, hacía que aquellas personas que no vivian de forma directa de un negocio puedieran irse de vacaciones, comprarse un coche mejor. Es decir, nos engañaron haciendonos creer que teníamos mas dinero en el bolsillo del que había verdaderamente. Igual que los Bancos pero con otro método. Uno bajaba el coste y el otro nos llenaba el bolsillo. Peligrosa combinación.

Seguidamente, uno tras otro fueron cayendo todas las pequeñas embarcaciones, los negocios locales, que eran incapaces de competir con estas grandes superficies. El pueblo se llenó de parados, pero las grandes superficies continuan haciendo mella, hundiendo a lo poco que queda. Por supuesto sus compradores, ahora son los que antes tenían un negocio, y que ahora, cobrando el desempleo, no tienen mas remedio que someterse al mismo que antes les hundio. Mientras tanto, nuestro Estado, herido, lo único que hace es subir el IVA. Estas grandes superficies, enriquecidas durante años, y explotradoras de sus trabajadores, pueden facilmente absorver el IVA, cosa que no ocurre con el pequeño comercio.



Incluso puede llegar a ser peor. Si nos fijamos en Grecia, las ratas comienzan a abandonar el barco. Carrefour ha visto que ya no puede sacar nada mas, se ha marchado y en su lugar solo ha dejado ruina y buenos deseos, que evidentemente los griegos no saben como tomarse. Mientras haya dinero que expoliar, darán ofertas aumentando el beneficio a costa de explotar a sus trabajadores. Tal vez en algún momento el pequeño comercio pueda volver a ocupar el lugar que le corresponde.

Parece una barbaridad, sobre todo cuando nuestro subconsciente colectivo nos invita a ir a este tipo de establecimientos, somos como polillas buscando una bombilla, y al igual que ellas, si nos acercamos mucho, nos quemamos. Pero, pensad por un momento y quizás os dareis cuenta de que el simil con los barcos piratas no es tan alocado como parece.

Nos hicieron creernos ricos para empobrecernos. Tal y como dice un amigo mio. El primer paso para ser tonto es que alguien te repita una y otra vez que no lo eres(¿esto tambien suena de algo?).

Y por si a alguien le queda alguna duda sobre este asunto, lo invito a que observe lo que ocurre por la tarde en las puertas de cualquier supermercado. Cuando un furgón blindado aparece llevándose bolsas llenas de dinero, dinero que antes era nuestro. ¿Ese dinero vuelve al pueblo? evidentemente paga los sueldos de los trabajadores, pero los beneficios que ha obtenido la empresa, y que se lleva, no vuelven, jamás lo harán. Sus beneficios son nuestras pérdidas ¿No se ve?

Y si ya nos situamos a escalas mucho mayores, nos encontramos con el modelo parasitario Chino de expansión económica, al cual solo dejaré el siguiente enlace. (Aquiiii)

Estoy cansado de escuchar sin cesar que nos han engañado, que han hecho España trizas. Al realizar este análisis, nos estamos equivocando tanto en la persona, como en el verbo. Hemos sido nosotros los que nos hemos dejado engañar, la culpa última es nuestra. Aquel que desea engañar siempre encuentra alguien que se deje engañar. Y esta crisis, no es mas que una tremenda crítica al sistema educativo, que ha creado una masa de gente conformista, que memorizaba datos, pero era incapaz de analizarlos. Quizás si tuviesemos mas capacidad analítica y perspectivas de futuro habriamos podido impedir esta situación.

Ha habido situaciones en los últimos años, que me han recordado a lo que sucedía cuando a un grupo de amigos le tocaba la lotería y acababan enemistados. Aquí ha pasado algo similar. Si mi hermano tiene una frutería, yo dejo de comprarle, puesto que yo quiero que mi fruta sea barata para poder irme de vacaciones. La compro en un supermercado, incluso a costa de mi hermano. Tremendo. Yo soy funcionario y por lo tanto no tengo peligro de que esto me afecte, sin embargo parece que no percibo que es mi hermano, junto a otros muchos, los que con sus impuestos me mantienen. La crisis es una cadena, que nos ha ido afectando a todos, sin embargo, la única forma de haberla previsto hubiera sido que nuestra humanidad, no se hubiera visto cegada por la codicia.

Ha sido por lo tanto, la sistemática destrucción de nuestros lazos sociales, la que nos ha llevado a esta situación, y creo con firmeza, que la reestructuración de estos lazos es la que nos puede sacar de ella. No los políticos, ni Europa, ni nadie. Solo nosotros. Y es preciso, reconocer de una vez por todas, que no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, hemos vivido por encima de nuestra moralidad.


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