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miércoles, 18 de julio de 2012

De las cosas raras. Parte 2

Existe una tradicion entre el universo y yo mismo, por la que siempre me manda cosas raras, para sacarme de mi rutina, en lugar de eso podría mandarme directamente cosas buenas.


Lo último que ha acontecido vendría a ser lo siguiente. El orden quizás esté adulterado.

Ahora mismo estoy escribiendo desde el tren, y justo detrás de mi, se ha sentado una señora mora, que va mas perdida que el barco del arroz. Primero me ha pedido que le calcule su salario, despues que cuando se tiene que bajar, y durante 20 minutos hemos mantenido un parloteo digno del chavo del 8. ¿Donde esta osuna? - ya mismo señora,- ¿ya?- no- ¿este que pueblo es?- ya mismo es el ramadan...-

Ofu que señora mas pesada.


Lo peor de todo ha sido sin lugar a dudas lo que acontecio, cerca del centro comercial de la Rosaleda. Estaba yo sentado en la parada. Cuando un señor bastante irritante, aparecio. Contaría aproximadamente 80 años, bueno aproximadamente nada, que me hizo calcularle la edad, tenía 85, pero para mas Inri me obligó a contar los abriles que había vivido. Me preguntó si estaba casado, que que hacía en Málaga, etc. Al saber que yo era Córdobes repitio sin parar , "Córdobes hombre de bien" Mi nombre tambien lo preguntó 800 veces. Lo peor de todo es cuand para despedirse, se escupe en la mano y me la ofrece, yo ahueque la mano tratando de escapar de ese tormento.

En el viaje de ida tambien triunfé eligiendo el sitio, o mas bien con el sitio asignado por el ordenador. En una mesita de estas de cuatro, se sentó justo enfrente de mi un señor tremenadamente gordo, que no paraba de contar tonterías, de pronto, aparecen dos jovenes, una pareja italiana, que lo quitan del sitio porque el tio se había equivocado, el personaje en cuestión empezó a excusarse en todos los idiomas que conocía. Y posteriormente se marchó. La despedida fue tremenda. "Os voy a ahorrar el espectáculo de verme comer un bocadillo" diciendo esto se marchó dos asientos mas allá y sacó un bocadillo megaoloroso, a la par que sabroso. La pareja que vino a sustituirle tambien se lucio, los dos jóvenes tenían dos posiciones, o dos acciones, la de dormir, y la de magrearse descaradamente sin parar. Ole hijo Ole.

Continuando con la retahila de cosas. (ya subiré la foto). En mis lanzaderas de curriculum, decidí ir a comer al Burguer King, del centro comercial Larios. Era un día tranquilo, pero claro... algo tenía que pasar. Estaba sentado y justo frente a mi (como siempre) una pareja de abueletes. EL hombre era algo así como un Don Quijote, pero aun mas demacrado, y la otra señora era algo así como un balón de nivea, con un vestido de floripondios. Digamos sencillamente que entraba justita en los asientos. La cosa es que daba una pena tremenda el pobre hombre. La señora obesa lo mangoneaba como no era normal. "Tuuuu coge ese vaso de ahí" dicho y hecho. El hombre fue a una mesa a coger un vaso sucio ¿para que? pues eso mismo me pregunté yo. La estrategia era la siguiente. El marido cogia el vaso sucio, y a la par iba a pedir la comida de los dos. Luego la llevaba a la mesa, y mientras la gorda se regodeaba en su propia crapulencia, el abuelete llenaba los 3 vasos con refresco de la máquina. Ella sentada, evidentemente, no sea que adelgace. Dos vasos eran para la señora, y uno para el pobre hombre. Cuanod la señora obesa terminó de comerse lo suyo, le dio al pobretico mio, el dinero justo para X cosa, y lo mandó a otro restaurante, para que se lo pusieran para llevar. Mientras el pobre hombre no podía defender su comida la señora atacó y deboró implacable todo lo que pilló. Y por supuesto no iba s er una excepción la bebida de nuestro ya maltrecho señor. Cuando volvio el señor delgadito trató de beber algo para paliar su sed, pero no le quedaba nada. Además como no había lo que la gorda quería tuvo que coger y devolverle los dineritos, que la señora le exigia sin parar.


Un día tambien decidí ir a la playa, y tras muuucho andar para elegir un lugar sin niños, ni pelotas, ni nada por el estilo... Puse mi toalla y a los 3 segundos los niños se trasladaron a mi lado. Claro que si, no se podía quedar en su sitio.



Esto anterior no tendria mayor importancia, es normal. Pero resulta que el otro dia era el día del carmen. Y claro. ¿Que mejor hora que las 8 de la mañana para que unas trompetas pasen desfilando por mi ventan. Me desperté y me fui a hacer cosas. Cuando decidí ir a comprar comidita, allí estaba de nuevo la procesión, cortandome la calle, con lo caul tuve que variar sustancialmente mi ruta. Cuando fui a playa, lo mismo, todo el paseo marírimo cortado y cuando por la noche quise dar un paseito... allí estaba de nuevo la virgen de las narices cortándome el paso. ¿Porque no la viola alguien para que deje de ser virgen? asi quizás dejarían de sacarla de procesion. Ofu que pesadez.



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