Hoy es uno de esos días en el que la razón pasa frío y se esconde bajo un colchon de apulgarada melancolía. Uno de esos mágicos días en los que las lágrimas pueden brotar sinceras sin la amortiguación que proporcionan las sonrisas fingidas.
La razón se acurruca en la cama y hace un trio con la ilusión y la lucidez, allí entre ellas juguetean mientras a mi me dejan únicamente con una mente semivacía y los ojos clavados en el infinito. Precísamente en este día en el que el cielo se ha empeñado en dejar caer algunas gotas , en el que el frío ha vuelto a llamar a la puerta, pero a diferencia de años atrás, no me gusta que lo haga, pues antes podía acurrucarme y calentarme junto a besos, caricias y sueños mutuos, mientras que ahora solo puedo hacerlo junto a libros y recuerdos insulsos.
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