Esta mañana llegué a Córdoba, aparqué el coche cerca del puente romano. Para llegar a mi destino tenía que cruzar el ya mencionado puente romano. Andé durante un ratillo contemplando la Mezquita, en mis oidos no paraba de repiquetear un extraño sonido de pasos al que en un principio ignoré, pero en el que posteriormente no pude evitar centrar mi atención. Caminaba como yo decía con rumbo fijo por una solitaria acera mientras llovía. El repetitivo sonido tras de mi me obligó a darme la vuelta, al hacerlo me encontré de frente con mi destino.
¡¡Me perseguía un enorme patooo!! aunque por la descripcion que os daré evidentemente no era un pato... Su cabeza me llegaba por encima del ombligo, era bastante ancho y al parecer según me comentaron luego era un ganso o una oca. El bichejo en cuestión me llevaba persiguiendo un buen rato, además de abrirme el pico y abrir sus alas, supongo que en plan amenazador.
La cuestión es que cuando llegué a mi destino le comenté a mis compañeros lo que me había sucedido. Uno de ellos me interrumpio diciendome -Vaya...al final era cierto- Me quedé mirándolo con incredulidad y me decidí a preguntarle sobre el tema. Él me respondio que desde hacía varios días en Twitter se había fraguado una leyenda de que había un pato gigante por el río Guadalquivir que se dedicaba a atacar a los transeuntes. Yo fui su confirmación....
¿Por qué me pasan estas cosas?
No hay comentarios:
Publicar un comentario