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martes, 29 de abril de 2014

Uno de esos días.

Esos días locos, esos días que no por haber mas luz, no por oler mejor las flores, son mejores. Son sencíllamente días, de esos que vienen y van, de esos que se convierten en otra puñalada en la espalda, de esos días en los que preferirías que se acabaran al momento y justo a la vez deseamos que no se acaben nunca en la vida.

Hoy es uno de esos días de contradicciones, de los que deseas irte a la cama, pero a la vez, cuando piensas en tus problemas, esperas que el día no se acabe para no sentir que le has vuelto a dar otra patada al destino.

Odio estos días. Sencíllamente los odio. Llevo un tiempo en el que no se que hacer. Por un lado hay alguien en mi vida que me ha hecho algo de daño, probablemente no sea ni consciente de ello, pero ¿eso la exime de culpa? Con esta persona me debato entre decirle que da igual lo que pase entre nosotros, que nunca quiero dejarla marchar. Mientras que a la vez pienso que mejor cada uno por su lado. La amistad no puede ser una patente de corso para hacer lo que se quiera.

Otra de mis preocupaciones se sustenta en el miedo. Miedo a que cuando conoces a alguien nuevo te recuerde en exceso a alguien de tu pasado. Es curioso cuando ves a esa nueva persona, con la que no has hablado en tu vida y por algún motivo todo, su peinado, su forma de hablar, sus gustos...en definitiva, todo, te recuerda a otra persona. Una versión 2.0 por decirlo de algún modo. Y cuando estás con ella todo es perfecto, maravilloso, te hace sentirte mas joven, te hace feliz, pero de pronto es como si un rayo entrase por tu espalda, un escalofrío que te llega directo a la memoria y te hace levantarte de la silla, tartamudeando y dando malas excusas. Vuelves a tu casa deseando abrazar a esa persona, pero a la vez deseando no verla nunca mas.

En definitiva, hoy es uno de esos días.

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