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jueves, 3 de abril de 2014

10 días en Inglaterra II

Como veníamos diciendo. Pasado el momento inicial, ese en el que llegas a un piso que en otros tiempos en España se denominaba patera, pero que ahora que somos nosotros los que lo compartimos llamamos Piso Compartido, comenzó lo que iban a ser unos días de vaivenes en muchos sentidos, pasando de lo bueno a lo malo en pocos segundos.

En primer lugar me tocó compartir cama ya que como es normal en este tipo de viviendas no hay espacio sobrante, todo se aprovecha. Lo cierto es que para lo que me encontraría posteriormente la vivienda estaba de auténtico lujo. 3 plantas, dos cuartos de baño y cuatro habitaciones. Lo mejor de todo eran los espacios separados que otorgaban privacidad en cada una de las zonas, así como intimidad para los que allí vivian. La planta baja era entera para disfrute común, por ello se podían hacer fiestecitas y esas cosas sin estorbar al resto de residentes.

Bastantes cosas me llamaron la atención de la casa.

1.- Luz, agua, todo incluido. Pero se pagaba mas
2.- Reguladores de la luz en las zonas comunes, algo que solo vi en las películas.
3.- Todo enmoquetado, excepto cocina y baño. Para cuando la moqueta apestara había unos polvitos que había que lanzar a discrección. En España barremos y allí ponen cosas.
4.- Paredes de Pladul. Cuando por las noches te metias un cabezazo la verdad es que se agradecía, pero para el resto de las cosas no tanto.
5.- Unos suelos que crujían mas que los cereales del desayuno. Ains si levantaran la moqueta, lo que podía salir de ahí.


Pero como decimos lo cierto es que la vivienda estaba de auténtico lujo para lo que posteriormente me encontraría en otros lugares donde tambien se comparte piso.

Dejando eso a un lado, el tema de vivienda. Quizás a pesar de que iba concienciado de que iba a tener que pasar muchos tiempos solo, debido a que mis acompañanates trabajaban, parece que no lo estaba lo suficiente, al menos no lo estaba para que cuando no fuese tiempo laboral no se me dedicase un pelín mas de atención, haciendole en ocasiones mas caso al movil que a mi mismo. Se ve que eso de recorrer 3000 km no es suficiente. Maldito movil en serio...

Traté de tomarme el viaje en parte como un pequeño descanso de mi vida rutinaria, pero al final en ocasiones resultó mas cansado y agotador que el trabajo diario.

El primer día pensé que daríamos una vueltecilla o algo, nada mas lejos de la realidad. Todo el día en casa. Pero al día siguiente el perrillo decidio irse a explorar por su cuenta. Tomé las llaves del piso y me fui por ahí solete de bilondreo. La estrategia para no perderme era clara y evidente. Teniendo presente siempre la plaza central iba y venía por las calles que desde ella aparecían siempre tomando paralelas. Así evité perderme y sobre todo tener que preguntar a estos engendros que no tienen ni la mínima voluntad de hablarte despacio y con tranquilidad. No hablemos por supuesto de cogerte del brazo y llevarte hasta el lugar que buscas, aunque sea la misma esquina o ellos vayan en la misma dirección.

En mi primer paseo en soledad, de los que vinieron a continuación, comencé a percatarme de que las verdaderas chicas de sangre caliente no son las españolas, ni mucho menos las latinas, son las inglesas. Parecía que les sobraba toda la ropa, minifaldas, manga corta...por mi parte yo iba hasta encorbado del frío que hacía y con un chaquetón. Además había una moda superhortera, al menos para mi gusto. Básicamente consistia en comprarse pantalones superlargos de pitillo para darles dos o tres vueltas, gafapasta y una especie de tupé. Vamos el niño iba preciosísimo, cuando digo niño hablo de hombres ya con pelos en las partes innombrables.

Tuve suerte y el día acompañó. Cuando volví a casa es cuando me comunicaron que saldríamos a una especie de cumpleaños. Acabamos en un bar superelegante, éramos unos 5. 2 de ellos provenían directamente de Murcia, digo provenían porque se acababan de bajar del avión. Hice bastantes buenas migas con el chaval. Los otros tres, compañeros de trabajo solo hablaban de ello sin parar, así que cuando mis nuevos amigos murcianos se iban a fumar me quedaba solete mirando el tendio.

Lo mas curioso era el salir a la calle y el vernos a los recien llegados muertos de frío y al resto andando tranquilamente diciendo que hacía un dia precioso, o mejor dicho, noche preciosa. Eso si, me sentí superjoven cuando al entrar al bar me pidieron el DNI para comprobar que tenía mas de 18 años, madre de dios... si estoy que me decrepito por momentos, ¿como pueden pensar eso?

Tras eso fuimos a otro bar, donde había colocada una batería, me encantó aquello, auqnue era muy claustrofóbico, me encantó mas que nada porque había gente que se animaba a tocar la batería y la música no estaba del todo mal, aunque como digo no se podía ni hablar y el espacio era mas que reducido.

Por lo demás la noche acabó bastante bien, al llegar a casa una breve conversacion en el sofá y para a camita que mañana sería otro día y ese día corresponderá a otra entrada del Blog



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