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jueves, 24 de abril de 2014

El primer beso

Acabo de llegar. Se ve que la gente que me rodea está sobreexcitada con esto de la primavera y les ha dado por hablar de intercmabio de fluidos Yo me centraré en el mas casto de esos intercambios. Los besos.

A todos nos han besado alguna vez, aunque sean nuestras madres de niño. Pero claro. El mayor problema llega con el primer beso. No el de toda la vida con una chica o chico, no no no. Me refiero a ese momento infernal en el que te planteas besar a una persona por primera vez y no sabes como reaccionará. (claro que si es la primera de todas la veces eso si que es trágico).

Cada vez que besas a una persona nueva, cuando sientes algo por ella, es un momento de desesperación, que no obstante por ese sufrimiento previo se puede llegar a convertir en la cosa mas bonita de todas.

Así que entre cervecitas y esas cosas hemos estado hablando un poco de los primeros besos. El primero de todos y los primeros mas especiales. Casi que ha sido una competición, mas que nada porque me dicen "has ganado" cuando en ningún momento pensé que era una competición.  Lo cierto es que no hacía falta mucho para superarlos, hay que tener en cuenta que muchos de esos primeros besos fueron en una discoteca o la gente iba medio borracha, nada mas que por eso ya ganaba yo de calle. Pero básicamente ya que es la primera vez que lo he contado en persona a alguien pues lo voy a poner aquí, para que se quede para la eternidad plasmado.

- Era un día bastante normalito, aunque no es menos cierto que pasaron cosas de lo mas extrañas. Para empezar me quedé "prisionero" en el Castillo de San Jorge en Sevilla, el guardia se había ido y nos había dejado alli, con lo que llegué tarde a la cita, con lo puntual que yo soy por favor... Llegué a Plaza de Armas a las escaleras y mis primeras palabras nunca se me olvidarán "vengo de allí porque vengo de hacer pipi" (ains dios). Me compré un bocadillo de queso fresco con lechuga y tomate (pan integral). De ahí nos fuimos a comer al río y me presentaron a una tal pancha (una tortuga de peluche), tras dar un voltio y de tomar un helado de pestiño recuerdo que la llamaron por teléfono. Supongo que era la típica llamada de control, si la cosa va mal pues "uff me tengo que ir" pero si va bien pues sigues para adelante. Tras dar una vueltecita con el helado hacia la Alameda (por Trajano me puse un poco de colonia sin disimular demasiado). Seguímos dando un voltio, llegamos al puente de Triana y compramos churros para comernoslos en la orilla del río, donde me comentó que se iba a traer su kit de supervivencia, yo por dentro me moría de risa, era genial.

Nos metimos por el puente de Triana y una vuelta rápida a aquello, era la primera vez que llegaba a aquella zona y le pedí que me sacara de allí. Estuvimos en el faro de Triana donde le llamaron sus padres para decir que llegarían mas tarde a casa, con lo cuál tenía un ratejo mas para estar con ella. Fuimos por unas callejuelas que posteriormente se me hicieron familiare y me dejó en el Puente de San Telmo. Allí estaba yo apoyado contra la valla cuando de pronto vi que cerró los ojos y me besó, por poco me caigo de espaldas al río y muto. Era algo que no me podía esperar por nada del mundo. Uff que miedo, mucho mucho miedo. (además habia ido al dentista el dia de antes y me dolía absolutamente todo).  Ahí ya no recuerdo lo que le dije. Se puso triste, era la primera vez que la veía triste y el mundo se me vino abajo con solo ver esa cara tan dulce así. La abracé y le dije que no pasaba nada, le di un beso en la mejilla, luego otro, por extraño que parezca empece a sentir cosas cuando nuestros labios y nuestros "mofletes" se rozabas. Así que finalmente poco a poco nos acabamos besando. Recuerdo exactamente aquello como si fuese ayer. De pronto como si en una mala película de Antena 3 por la tarde en domingo se tratase, comenzó a llover y por si fuera poco desde Isla Mágica comenzaron a tirar cohetes. 

La puse de espaldas a la torre del oro y me quedé mirándola durante unos segundos, para poder atesorar aquel maravilloso momento. Seguía lloviendo, isla magica seguia con sus cohetes y yo no podía parar de besarla.

Nos despedimos mas por necesidad que por gusto, no podía creer lo que me había acabado de pasar. Pero en ese momento ni tan siquiera podía llegar a intuir lo que vendría luego y lo que llegaría a sentir por aquella singular chica. En ese instante a pesar de que me quedaba 1 hora andando bajo la lluvia, solo podía pensar en aquellos tan puros y profundos. 

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