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lunes, 9 de septiembre de 2013

La realidad, ese lugar al otro lado de los barrotes que por la noche dibujan mis pestañas

Aún recuerdo ese pequeño pulso magnético en el corazón y ese suave pero constante impulso en la nuca que me hacía buscar calor en tus labios. Por mas que el tiempo se empecine en acicalar mi realidad siempre estarás ahí, siempre como un punto inamovible en el tiempo, como uno de esos muros invisibles que solo perciben esos mimos callejeros que pintan mundos en el aire.

"Lo esencial es invisible a los ojos" que decían en el principito, lo esencial en cambio no es invisible ni a los recuerdos ni al corazón, porque por muy oscuro que allí esté todo, por mucho que la luz se fundiese en ese teatro donde viven los sueños, estos aún pueden recordar que es la luz y pueden plasmarla en un corazón apagado haciendo que en esas noches en las que todo permanece en calma, en nuestro interior se de uno de esos sueños de los que no deseas despertar, uno de esos sueños de los que cuando abres un ojo y compruebas que son falsos automáticamente vuelves a cerrarlo, deseando no volver a despertar.

Y es que fuiste tu, rock and roll callejero bebiendo Blues...

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