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viernes, 24 de mayo de 2013

Perspectivas

Os dejo una especie de cuento relato, escrito por una amiga mia. Espero que os guste, lo que tengo claro es que no podreis darle la interpretacion correcta...

No podían gritar, la expresión de sus bocas tristes marcaba cada rostro. Amontonados unos encima de otros, aplastándose y casi sin poder moverse. Hacía rato que el calor era notablemente más intenso. Los fluidos corporales que aquella masa de cuerpos expedía, estaban inseparablemente mezclados en aquel caldo, ya era imposible diferenciarlos. Los del fondo estaban perdidos, casi ni se movían.
Él, con desesperación, había conseguido subir y abrirse paso entre los demás cuerpos. Ahora sentía que flotaba un poco y eso le permitió tomar aire. A su alrededor solo veía horror, asfixia, y ahogo. Y hacía calor, calor, más calor… ¿Por qué les hacían esto? La especie humana no tenía límites, y si en alguna parte los tenía, eran tan insospechados que era como si no existieran. Tarde o temprano este peligroso defecto acabaría con ellos mismos. Paró de pensar. Inmediatamente se movió sobre sus compañeros, sin poder apartar los ojos de sus bocas tristes y mudas al pasar a su lado. Ya no tenía duda, veía cadáveres. Se amontonaban en torno a él. Horrorizado avanzó sobre ellos y estirando su cuerpo al máximo consiguió llegar al borde de aquel contenedor caliente y salió.
Estaba aturdido, sudaba. Huir de ese lugar era lo único que podía hacer, ningún rescate era posible ya para los demás, todos, como él mismo, arrancados de su hogar, de aquí y de allá. Se arrastró sobre una superficie extremadamente fría. Aunque todo a su alrededor estaba borroso, pudo distinguir una vaga claridad. Se esforzó hasta llegar al lugar de donde provenía la luz y su visión empezó a ser más clara: era una ventana. Sin mirar, tomó aliento y saltó al vacío.
Tras el golpe sintió la tierra húmeda bajo su cuerpo. Respiró y volvió a reconocer el olor a hierba mojada. Entonces se replegó dentro de su caparazón y durante la noche el rocío envolvió la espiral de su concha una vez más.

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