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martes, 2 de julio de 2013

Todo lo que sucede conviene

Hace poco que escuché la frase que me sirve de título para esta entrada. Es una frase un poco trillada y que parece sacada de un libro de autoayuda de estos que se venden a euro el kilo.  Incluso parece aludir aunque sea de soslayo a la imposibilidad de actuar contra el destino, un destino que se nos coloca frente a nosotros, nos amordaza y hace perversos juegos de tortura.

Yo prefiero tomármelo desde otro punto de vista. ¿Es inevitable el destino? pues parece que por lo que hemos dicho anteriormente efectívamente si lo es, sin embargo mi interpretación irá en otra linea. Todo lo que sucede conviene, es decir, en un punto inicial puedo estar sometido a ese destino, puedo estar a merced del mismo, no es igual nacer en España que nacer en el Congo, no es lo mismo nacer en Estados Unidos que hacerlo en Rusia... y así podríamos estar horas, sencíllamente no es lo mismo y ese sería el punto de partida, el lugar en el que nos colocan o la educación inicial que tenemos.

No obstante el ser humano tiene una gran capacidad de aprendizaje, capacidad que a menudo queda anestesiada por los grandes males de nuestro tiempo. Recuerdo que en la clases de filosofía se nos decía "hay que ser como un niño, tener las mismas inquietudes". No creo que se malo preguntar siempre el "porqué" de las cosas. La curiosidad tal vez mató al gato, pero la falta de ella puede convertirlo en un mueble mas. Se puede estar muerto en muchos niveles y la falta de curiosidad, la ausencia de inquietudes es un modo mas de morir en vida.

A partir de ese primer impulso inicial tenemos la capacidad de desarrollarnos y de provocar cambios con respecto a nosotros mismos y con respecto a nuestro entorno. ¿De que aprendemos? pues precísamente de las cosas que nos suceden, de las cosas buenas poco puede aprenderse. En esos brever momentos de felicidad que nos brinda la vida estamos un poco adormilados, nuestros sentidos están embriagados de serotonina y no prestamos verdadera atención a las cosas, de lo bueno poco puede aprenderse, es un descanso en el camino.

Sin embargo ahí estan las cosas malas, ese jarro de fría realidad que parece no tener fin y que día tras día nos moja nada mas abrir los ojos por la mañana. Eso es lo que verdaderamente no hace cambiar, lo que verdaderamente nos hace precavidos y por ende lo que nos impulsa a coger un camino opuesto al que habitualemente hemos venido tomando.

Casi todos sabemos lo que queremos ¿verdad? queremos un buen trabajo, el de nuestros sueños, queremos tener al amor de nuestra vida al lado, ese amor será (permitidme que hable en femenino) guapa, simpática, inteligente... De serie ya sabemos lo que queremos, al menos a grandes rasgos, lo que no tenemos tan claro es lo que no queremos, ahí es donde entra en acción el aprendizaje que debemos de tener cosntantemente sobre la realidad. Esto no enseña a diferenciar a una persona alegre de una persona infantil, nos hace diferenciar a una persona inteligente de una persona que repite lo que ha oido y por supuesto no hace completarnos como personas puesto que solo así podremos verdaderamente comprendernos a nosotros mismos.

Esta es en mi opinión, la gran asignatura pendiente de las personas, el comprenderse a si mismos, nos pasamos el día tratando de entender a los demás y haciendo que los demás nos entiendan a nosotros fustigándolos con esa frase de "no me entiendes, nadie me entiende" la pregunta sería ¿te entiendes tu? en cierta ocasión me dijeron "No entiendes algo hasta que eres capaz de explicárselo a tu abuela y que lo entienda" por lo tanto si tu mismo no eres capaz de explicar como te sientes es porque verdaderamente no te conoces a ti mismo.

Por lo tanto todo lo que sucede conviene siempre y cuando lo tomemos como un aprendizaje, como un aprendizaje sobre la realidad y sobre nosotros mismos.


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