Han sido unos días durillos. No solo por el hecho de cumplir años, algo que siempre es doloroso cuando sobrepasas los 18, sino por pasar ese día en el hospital sujetándole la mano a una maravillosa amiga.
Han sido unos días un poco turbios pero con los que extraigo algunas reflexiones. La primera es la que por desgracia mas me sorprende. Que la gente se asombre cuando te ve entrar por la puerta, pensando que en esos momentos las personas con la que has compartido tantos buenos momentos no va a estar en los malos ¿que son unos cuantos kilómetros? no son nada. Si la gente hace horas de viaje para ir a la playa, o se pasa horas sentado en una cola para ver a un niño rubio al que no le cabe la gorra en la cabeza cantar ¿como no voy a estar con esas personas?
La segunda de las reflexiones es que en cualquier momento con cualquier tontería puedes caer enfermo. No hay que colocarnos por encima del bien y el mal, nuestro cuerpo es vulnerable a cientos de miles de cosas, pocas cosas nos pasan con todo lo que abunda fuera de nuestro cuerpo. Ante algunas cosas poco podemos hacer y el infortunio se convierte en la nota predominante, sin embargo la prevención y el cuidado pueden convertirse en la piedra angular de una vida mas sana y feliz.
En los próximos días trataré de volver a escribir normalmente y subir alguna que otra fotillo que tengo guardada.
Saludos.
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