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martes, 18 de mayo de 2010

De como una neurona muere en la política.

Las cosas siguen sin cambiar. Los errores continuan siendo una constante, parece que no podemos escapar a ellos. Quizás sea debido a que para que un error muera primero hay que reconocerlo y enmendarlo, no envolverlo en un manto de mentiras.
Desde siempre en una batalla el general que se encontraba en inferioridad ordenaba levantar una nube de polvo, para que el enemigo no pudiera verlos. Eso es lo que está sucediendo. Nos encontramos entre manos con una crisis de proporciones que solo la historia podrá reverlarnos, nos encontramos con mas de cuatro millones de parados. Sin embargo todo esto carece de importancia, es mejor volver a reabrir casos como unos trajes, jucios a Garzón, el mundial de futbol... Cortinas de humo que enmascaran el mayor problema de todos. No quiero decir en ningún momento que los casos de corrupción o incluso las victimas de la dictadura no sean un asunto importante que hay que tratar, lo que quiero decir es que es necesario establecer unas prioridades. Si un paciente se está muriendo ningún medico se preocuparía por curarle un esguince.
Como diría uno de los profesores de los que mas he aprendido, "el bicho no ha cambiado tanto", el ser humano sigue utilizando las mismas tretas para afrontar los problemas.
Es ahora cuando debería emitir un manifiesto, en el cual diría que soy una persona apolítica, que no me interesan partidos ni falsas promesas. Eso me da igual, que cada uno piense lo que quiera, soy el que soy y pienso como pienso, todo lo demás me da igual. Como resumen de la entrada de hoy solo citare al profesor Presedo ya fallecido.

"Lo que mas se parece a un tonto de derechas, es un tonto de izquierdas"

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